sábado, 8 de noviembre de 2008

Espacio para el amor

Viste, el agujero negro
no fue tan malo después de todo.
Caímos sí,
en un sopor narcótico,
pero nos despertamos
como cometas transparentes
y en este nuevo día,
con siete lunas de amonio,
nuestro deseo de más
parece inalterable.

Flotemos entonces,
hasta el menoscabo de los músculos,
hasta la abolición de los puntos cardinales
hasta el extravío de las desmedidas,
más allá del espacio exterior,
donde hasta perduren las mentiras
o las etéreas excusas de esta inerte elegía.


Viste, pasó el Big Bang,
quisiste aquella estrella fugaz
y entendiste,
después de llamar a otra constelación
con tu segundo nombre,
que ante nosotros
el universo sigue siendo bastante poco.
Algo escaso para una única mujer,
y demasiado exiguo para un solo hombre.

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